(Fotografía: Miguel Toro Guédez, 2016)
La siguiente transcripción está hecha bajo la apreciación del audio que ponemos a disposición. Cualquier sugerencia o acotación será bienvenida.
Se anida en tu belleza,
mujer bariniteña,
el frescor de la briza
que baja de la sierra,
que tejen tus cabellos
con caricias de altura
y sonroja tu faz
con matiz de ilusión
de esa dulce canción
que da encanto a la flor
y embellece al amor.
Mujer bariniteña tienes tú:
encantos que fascinan al mirar,
belleza de un paraje tropical
sereno bajo un cielo siempre azul,
y en tu mirar de suave ensoñación
y hace a la noche mar dulce y sensual
y en sus labios grabó
el beso de carmín
del céfiro fugaz
que al café le robó
su rojo sin igual.
Eres fresca
con frescura de amanecer de tu tierra
orlada por el rocío fugaz;
y tu cuerpo que fascina;
y su yugal pensamiento copió la elegancia
de un lirio esbelto y sensual;
y las ondas de tu pelo,
cascadas de risos,
son redes de amor.