domingo, 25 de mayo de 2014

Alicia y otras cuestiones: génesis de una buena historia venezolana



Hace poco un amigo me obsequió un libro de contextura delgada (sesenta y cuatro páginas con letra pequeña), grande en el sentido de que no es de esas ediciones de bolsillo, publicado por el Fondo Editorial del Caribe. En letras moradas el título resaltaba: Alicia y otras cuestiones, un poco más abajo estaba el nombre del autor en letras negras y al lado de ambos las palabras: colección narrativa.

He aquí mi opinión:

Considero que una crítica a esta novela puede estar llena de elogios, y empiezo por su lenguaje narrativo: dinámico, limpio, sin barroquismos, sin venezolanismos teatrales, con un buen uso de los diálogos y muy buenas descripciones de escenarios, personajes y situaciones. No es una novela "experimental", para mi regocijo, puesto que el experimentalismo en la literatura venezolana, tal vez por influencia de Cortázar, es una tendencia demasiado recurrente entre quienes pretenden ser narradores. Yo (y conozco a otros varios que comparten esta opinión) considero esa tendencia como fastidiosa de leer.

La historia te atrapa de inmediato gracias al buen modo de narrar del autor a través de la primera persona del protagonista, un periodista. El inicio te ofrece una (porque son varias) de las intrigas de la trama: la muerte de una mujer; te describe el escenario general que es Caracas, con su calor, su tráfico, sus ocasos, etc.  Poco a poco se van dando a conocer, el contexto histórico: la crisis nacional a finales de 2002; los personajes que irán encontrándose con nuestro narrador (su amigo con un trabajo misterioso, la familia de éste, una vecina anciana que es su única amiga del edificio, una amante con la que baja a La Guaira y conversan de la vida, su nuevo compañero de reportaje, su jefe, el ambiente de trabajo...); la investigación del protagonista sobre un accidente de tráfico, una amiga poeta fallecida, el amigo llamándolo desde un lugar remoto con mala cobertura; y, finalmente, la soledad de quien protagoniza la historia, muy bien lograda sin duda, como un vivo retrato de cualquier persona en un país de crisis en cualquier época. Ese retrato de la soledad puede compararse con muchos clásicos de la literatura, pero me atrevo a hacerlo con Simone, de Eduardo Lalo, la más reciente ganadora del Premio Rómulo Gallegos. Sin embargo considero que Alicia y otras cuestiones ofrece una intriga más atractiva que dicha novela.

Ahora estoy obligado a refutar un poco esta visión célebre de la novela de Edgar Rubio Marcano, y esto va a que la novela sigue pareciendo un borrador.

El universo de Alicia y otras cuestiones requiere de más páginas que terminen los puntos oscuros de la novela, a no ser el caso de Rubio Marcano pretendiendo hacer una continuación, pero esto no lo creo, o si es verdad no trascendería de una simple idea, perdonen el pesimismo. El final de la historia es como el final de uno de sus capítulos, yo como lector sigo esperando por más. Además, de que esas incógnitas son un muy buen toque cinematográfico, podríamos decir, y ese es un toque que bien puede enamorar a los venezolanos a la literatura nacional. También consideraría cambiarle el título al libro porque en sí, no atrae mucho.

Yo espero que el escritor de esta obra no se ensimisme y busque trascender, porque tiene aquí un buen génesis de novela, y si llega a continuar, tendría incluso el génesis de una nueva época para la narrativa venezolana, época que murió hace mucho con Pocaterra, Guillermo Meneses, Julio Garmendia, el Gran Rómulo Gallegos, Otero Silva y País Portátil de González León.




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