miércoles, 18 de junio de 2014

EL VIAJERO: por Ramón Palomares (inglés / español) "...Así comienzo mi aventura"



Ramón Palomares (Escuque, Trujillo, 1933)



THE TRAVELER

I let myself look back,
drink a glass and laugh
in everything like the sky
and its toast of fine liquor over my head.

This is how I begin the delicious party
in which the fair
is transformed by my heart
pure, stripped of bad flavors
and matters of contempt.

I enter like this,
resembling the morning winner
or the bird that steals the final star.
This is my luck
and that’s how my dice turn out,
my cards amid the towels that rule chance.

A woman lights up this face
from very far.
Made by her love,
to her I owe the shine of my mouth
and the bath offered in my lips
when beauty possesses me.

Shine so tall in my praise her breasts,
may they become the immortal iris.

Friends, deserters of the leap,
escapees from the honey of the game.

In what part, disseminated,
do the little past glories
sow the years with company
and cry, from nostalgia?

At each day
the sky thickens
and the ships move slowly.

Let us extend this love
and the only dew of kisses.

A toast, a toast to you,
precious love, gone
or coming
or nevermore.

And though this red rose die
and my forehead be crowned one day by the white rose
an intimate and purified pleasure will remain in the air.

No matter how much the airs don't call me
the aroma will live
and happiness will embroider the earth.

If you don’t know my name
my name is traveler,
who am unable to be the trinitarian flower.

But today I posses you, sun,
no less than the foam
or the hidden fish.

Time has passed since my father abandoned the city,
but my presence gives him credit.
And, constant,
the high mountains demolish the light,
and the horses play over the gold
under the final sun.

Brothers, how far,
what air so different do we breathe today,
at your wedding
Were there not tears?
Was the dress not stained by dawn
and did it not rain while we slept?

Does someone think of us
now, facing the plain,
when the descent of certain birds happens?

How long the afternoon
and given to meditation.
Soon, by the tree I look at beside night
dense shores will appear
brilliant toward the sky.

Because of all this I weigh
and compare at the pace of the winds
I see I must be somewhat sad.

But in an instant I blow out nostalgia
and pull happiness from myself
like the most beautiful flower from my body.

And at the pace of stars,
dead people
and disappeared events
I toast the hidden
the unknown birds of the next detour,
telling myself I will never return.

And that’s how I begin my adventure.




(The Kingdom, 1959)



EL VIAJERO

Me permito mirar atrás
tomar una copa y reír
en todo igual al cielo
y sus brindis de licor fino sobre mi cabeza.

Comienzo así la deliciosa fiesta
en que la feria
por mi corazón queda trasformada
pura, despojada de los malos sabores
y los asuntos del desprecio.

Entro así,
parecido al ganador de las mañanas
o al pájaro que roba la última estrella.
Esta es mi suerte
y así quedan mis dados,
mis cartas entre los paños amos del azar.

Una mujer alumbra este rostro 
desde muy lejos.
Hecho por su amor,
a ella debo el fulgor de mi boca
y el baño que en mis labios se brinda
cuando la belleza me posee.

Luzcan en mi elogio muy altos sus senos,
conviértanse en el lirio inmortal.

Amigos, desertores del salto,
huidos de las mieles del juego.
¿En qué parte, diseminados
siembran los años de compañía
y lloran, por nostalgia,
las pequeñas glorias pasadas?

A cada día
el cielo se hace espeso
y andan lentas las naves.


Alarguemos este amor
y el único rocío de los besos.

Un brindis, un brindis para ti,
precioso amor ido,
o venidero
o de nunca jamás.


Y aunque muera esta rosa roja
y mi frente sea un día coronada por la rosa blanca
quedará en los aires un íntimo y purificado placer.

Por más que no me llamen los aires
estará el aroma vivo
y la alegría bordará la tierra.

Si no se conoce mi nombre
me llamo el viajero,
el que no alcanza a ser la flor trinitaria.

Pero hoy te poseo, sol,
no menos que las espumas
o los peces ocultos.

Tiempo hace que mi padre abandonara la ciudad,
pero mi presencia le da créditos.
Y, constantes,
las altas montañas derriban la luz,
y los caballos juegan sobre el oro
bajo el último sol.

Hermanos, qué lejos,
qué aire tan diferente respiramos hoy,
en tu boda.
¿No hubo lágrimas?
¿No se manchó el traje de alba
ni hubo lluvia mientras se dormía?

¿Pensará alguien en nosotros
ahora, frente a la llanura,
cuando acontece el descenso de ciertas aves?

Qué larga la tarde
y dada a la meditación.
Pronto, al árbol que miro cerca de la noche
aparecerán densas riberas
brillantes hacia el cielo.

Por todo esto que peso
y comparo al paso de los vientos
veo que debo ser algo triste.

Pero en un instante soplo la nostalgia
y arranco de mí la alegría
como a la más bella flor de mi cuerpo.

Y al paso de los astros,
las gentes muertas
y los hechos desaparecidos
brindo a los ocultos
los desconocidos pájaros del rodeo próximo,
diciéndome que no retornaré más nunca.

Y así comienzo mi aventura.

(El Reino, 1959)




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